
En la última etapa de la prehistoria, durante el llamado período neolítico, se presenta una evolución cultural y tecnológica que impacta la hasta entonces cambiante relación del hombre con su ambiente. Esto fue posible debido al descubrimiento de la agricultura, que generó la creación de asentamientos cada vez más establecidos con intención de perdurar gracias a la cobertura de necesidades alimentarias y por otra parte, esta situación detonó una inusitada expansión demográfica, hasta entonces desconocida para la humanidad.

Las que tenían mejor ubicación y sistemas de riego por medio de diques, acequías o canales pronto se convirtieron en centros urbanos por su capacidad para almacenar las cosechas y de organizar adecuadamente las funciones de subsistencia. Templo y viviendas, lugares de trabajo, almacenes, fueron algunas de las muestras de la arquitectura primaria surgida entre el año 10,000 y 3,000 a.C., en estos primeros centros urbanos.

Algunas
de las principales aldeas surgidas en la parte final del Neolítico fueron;
CATAL HÜYÜK
Situada
en Turquía con una antigüedad de aproximadamente 9000 años. Tenía cerca de 13 hectáreas de terreno. Había alrededor mil
viviendas y una población estimada entre 5000 y 10000 habitantes. Su rasgo
principal era la organización de las viviendas y su conexión con la trama de la
aldea, ya que estaban construidas con tal estrechez (entre unas y otras) que no
contaban con calles y sus accesos se presentaban por el techo mediante
escaleras. Esto permite inferir, una función defensiva, aunque también es notable la ausencia de indicios de luchas o violencia al interior del yacimiento.
Es una aldea integrada por conjuntos de viviendas con muros de adobe y barro apisonado sobre esteras vegetales, hay una gran variedad de funciones domésticas y es notable que los techos pudieron fungir como espacios públicos y para realizar algunas de las actividades domésticas en períodos de clima benigno.
JERICÓ


KHIROKITIA

CAYÖNÜ
Ubicado al sur de la antigua Turquía con un área de cerca de 4 hectáreas y más de siete mil años de antiguedad. Es una aldea casi carente de accesos al nivel del suelo, solamente reservado para edificios de uso comunal, mientras que las entradas a las viviendas estuvieron en las terrazas. La organización de los espacios destaca por su trazo y alta especialización: arquitecturas circulares, viviendas rectangulares con plantas en forma de parrilla, habitaciones con suelos de arcilla endurecida con vestigios de estructuras de segundo piso.
CARAL
Si bien la revolución neolítica ha seguido una demarcación euroasiática, los descubrimientos arqueológicos a la luz de las teorías del poblamiento americano, permiten la incorporación de este continente al proceso de expansión de la aldea a la urbe. La evidencia del Caral situado a 200 kilómetros al norte de Lima, Perú; como el asentamiento más antiguo del Nuevo Mundo con una estimación aproximada de hace 5000 años, permite reconocer líneas de expansión común al final de la edad de piedra.
El asentamiento tiene 66 hectáreas de terreno con una traza urbana que distingue entre zona central y periferia. Entre 1000 y 3000 personas habitaron este sitio. Caral cumple perfectamente con el desarrollo de una aldea que se convierte en centro urbano, al encontrarse, por parte de la arqueóloga Ruth Shady restos de una evidente poder económico regional a través de su comercio de productos marítimos. A diferencia de la mayoría de los asentamientos del mundo antiguo, en Caral los arqueólogos no han encontrado evidencia de un estado militarizado ni murallas defensivas en las fuentes acuíferas.